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El Valle de la Barranca

- Se trata de una de una ruta ideal para cuando te dicen aquello de… “oye, tú que sueles andar por el monte, dime un recorrido que pueda hacer con la familia o con gente que no esté habituada a andar a ver si se aficionan”. Es un recorrido muy sencillo, que en algún momento les hará sudar, pero que ofrecerá muy buenas recompensas en forma de espectaculares vistas sobre La Maliciosa y Bola del Mundo así como, a lo lejos, todo Madrid, con las famosas cuatro torres claramente identificables. Todo ello entre espectaculares pinos silvestres. La ruta parte del aparcamiento situado enfrente del Hotel La Barranca (donde se concentró la selección española de fútbol en el mundial del 82, el de Naranjito, cuando, por definición, no pasábamos de cuartos). Ya desde ese punto podemos ver a La Maliciosa, vigilando el valle, y plantearnos hacer, otro día, rutas un poco (solo un poco) más complicadas para subir a ese pico. En dirección contraria (al Oeste) se encuentra la Cuerda de Las Cabrillas, que separa este valle del que da acceso al Puerto de Navacerrada por la 601. El eje del valle es el arroyo Navacerrada, sobre el que se han construido dos pequeños embalses, conocidos como del “Ejército del Aire” y del “Pueblo de Navacerrada”, que dejaremos a nuestra derecha nada más comenzar el recorrido. Avanzamos en dirección Norte por una amplia pista forestal, continuación de la carretera por la que hemos llegado al aparcamiento. Enseguida llegamos al área de recreo conocida como “Entre Pinos” donde suele haber grupos de escolares. Luego de un par de curvas, alcanzaremos el punto donde arranca, a la izquierda la conocida como “Senda Ortiz”; aunque hay un poste indicando el desvío (ver foto), conviene estar atentos para no pasar de largo la estrecha entrada. A partir de este punto la ruta se convierte en un camino de suave pendiente que transmite muy bien la sensación de estar caminando por el interior de un bosque. El siguiente punto de referencia es el Arroyo del Chiquillo, después de pasarlo llegaremos a un cruce de caminos. Si cogiéramos el de la izquierda, llegaríamos a la carretera (M 601) que sube al Puerto de Navacerrada; hay gente que inicia ahí la ruta, ya que hay una pequeña zona en la que se puede dejar el coche. Continuamos por el camino de la derecha y enseguida alcanzamos una amplia explanada con una magnífica vista… y una interesante historia. Estamos en Walpurgis, donde estuvo emplazado el Real Sanatorio de Navacerrada (1918), que fue demolido en 1994. El sobrenombre le viene de que cuando el hospital quedó abandonado sirvió para que se rodase en él “La noche de Walpurgis”, con Paul Nashy. Hoy no queda rastro de la antigua construcción, lo que sirve para demostrar que es posible devolver a la naturaleza lo que es suyo y hacerlo bien (por una vez). Atravesamos la explanada y llegamos a una amplia pista, que en realidad es la que seguíamos al principio desde la Barranca. Tomamos a la derecha y, tras unos empinados repechos, alcanzamos el Mirador de las Canchas, amplia explanada a la derecha de nuestra pista. Las vistas son espectaculares, Maliciosa, Bola, las Cabrillas, Madrid… es el punto en el que nos acordaremos de que teníamos que haber traído los prismáticos. Un cartel nos permitirá identificar todos los puntos y contar algunas historias sobre como antiguamente se recogía la nieve en los Ventisqueros del Piornal, la Estrada y la Condesa (este no se ve), se guardaba en cuevas y en verano se bajaba en mulas a Madrid (a los gatos siempre nos gustaron los helados). Retomamos la senda (a la derecha) e iniciamos un fuerte descenso en dirección a nuestro punto de partida. Después de cruzar el arroyo de Navacerrada, llegaremos a un desvío hacia la Fuente de la Campanilla (bien indicado por un poste metálico - ver foto). Merece la pena desviarse y aprovechar la zona de la fuente para descansar y, llegado el caso, comer. Aunque está un poco en plan merendero, los pinos lo convierten en un sitio muy agradable. Nuevamente en la pista, cruzaremos el regajo que viene de La Campanilla, nuevamente el arroyo de Navacerrada y llegaremos a la Fuente de Mingo. Hay muchos puntos en los que podremos dejar la pista para atajar, también podemos seguir el curso del Navacerrada si la pista nos parece demasiado civilizada, en esta zona la ruta no tiene pérdida. Poco tiempo después volveremos a encontrar el tramo de ruta que hicimos al principio y llegaremos a La Barranca. Hay que tener en cuenta que lo fácil y popular de la ruta, en particular la parte de la pista, el área de Entre Pinos y el propio hotel La Barranca, donde se come bastante bien, hacen que la zona se llene de excursionistas, grupos de colegios, etc., por lo que si se quiere evitar las multitudes conviene empezar tempranito. Una de las cosas buenas de esta ruta es que buena parte de ella se hace por zonas de sombra, por lo que es una buena opción en días de calor. Con nieve sigue siendo un magnífico recorrido, aunque hay que tener algo de cuidado con algunas placas de hielo que suelen formarse en la pista.
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